Cris y sus sueños pasar por un hospital
- Priscila López
- 25 oct 2023
- 7 Min. de lectura
Crónica
Mi mente, mi vida, mis sueños girando alrededor de una enfermedad, silenciosa. Como niños, muchos seguimos los pasos de nuestros padres, vemos como su día a día se vuelve una montaña rusa de emociones y de experiencias. Esos escenarios que ellos nos muestran a temprana edad e influyen para que nuestra imaginación nos haga construir nuestros primeros sueños y metas.
El padre de Cris, siempre tuvo el anhelo de ser panificador y luchador. El era originario de Quetzaltenango, específicamente del municipio de “San Mateo”. El más pequeño de 4 hermanos hombres y una mujer. Félix, desde los 7 años se escapó con su hermano mayor, Matías. Dejaron su lugar de origen para poder llegar a la capital, esto debido a los constantes abusos que recibían de su hermana.
Ella, era la encargada de cuidarlos porque sus padres murieron en un accidente de tránsito. No existía un día en el que ellos no fueran golpeados por su hermana, la misma que los hacía robarse las gallinas de los vecinos. Esto para poder tener que comer durante la semana. Ellos no podían ensuciarse, ni mucho menos quejarse del hambre.
El mismo sufrimiento hizo que Matías, se llevara únicamente a Félix una noche para ir a la ciudad. En tanto, lograron llegar a pesar de un largo camino que no era nada alentador. Dos niños que todos pensaban que estaban perdidos, pero en realidad estaban tristes y cansados de ser parte de un abuso de alguien que los tenía que cuidar a pesar de todo. Al llegar a la ciudad, Matías buscó lugares para poder sobrevivir y trabajar. No quería que su hermano pequeño siguiera sufriendo. Después de varias horas caminando y preguntando puerta por puerta, llegaron a una panadería, un lugar que les dio la oportunidad de dormir atrás del horno y trabajar en turnos de la madrugada. La vida pasó y ellos crecieron en ese mundo de la panificación. Un espacio que les permitió crecer económicamente, pero había algo que Félix quería lograr aún. Ser un luchador profesional y formar parte de esos grandes escenarios. Dia con día se esforzó para poder llegar a ese sueño, el ya luchaba cada fin de semana con varios conocidos de la lucha libre. Pasaron los años y nació Cris, el más pequeño veía a su padre hacer diferentes técnicas en un “ring”. Le llamó tanto la atención que cuando ya era un adolescente le pidió a su papá poder asistir a un lugar para que lo entrenaran y llegar a ser igual que él. Su sueño se hizo realidad, Cris asistió por primera vez a una federación de lucha libre. Todas las tardes después de estudiar, lo llevaban a sus clases de entrenamiento. Tomando en cuenta que Cris no era un niño de complexión grande, el era un niño muy delgado y de estatura baja para su edad. Pero, eso no era una desmotivación para poder luchar contra otros, Cris estaba tan comprometido con su meta que nunca dejaba pasar un día para mejorar sus técnicas. Bien dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa. Entrenadores notaban el desempeño y la dedicación que Cris le ponía a sus ejercicios y claro, no pasaba desapercibido el hecho de que nunca faltaba a la federación. Entonces empezaron a surgir los campeonatos a nivel departamental. Vinieron las famosas medallas, las felicitaciones. Pero, Cris quería irse a los campeonatos a nivel centroamericano, luchó hasta al cansancio para lograrlo. Y nuevamente el era uno de los elegidos para representar a su categoría. Y así fue por años, hasta que se dio la oportunidad para subir de categoría, tomando en cuenta los requisitos de peso, fuerza y entrega en cada participación. En el 2014, se dio la noticia que iban a seleccionar a un grupo de deportistas para ir a Cuba. La isla del Caribe, era un sueño para los compañeros de Cris. Un grupo muy grande que tenía muchas ilusiones de viajar a ese país, por lo que decidieron entrenar hasta no poder más. Llegó el tan esperado día para conocer a los afortunados que viajarían. Y entre ellos estaba Cris. Félix estaba muy emocionado y orgulloso de su primer hijo. Que estaba logrando lo que el siempre quiso para el. Cris, preparó su maleta con muchos sueños, sus trajes llenos de colores, sus tenis favoritos y con mucha fe salió de casa. Al llegar a la isla del Caribe, disfrutaron la estadía probando comida, tomando fotos en grupos y viendo las maravillas del país cubano. Al día siguiente, Cris sería uno de los primeros en participar. Esa mañana todo salió bien, no como el esperaba porque quedó en segundo lugar. Pero estaba decidido que en la próxima participación lo daría todo por el todo. En el segundo día de competencia, Cris estaba luchando con todas sus fuerzas, pero su contrincante le estaba ganando de gran manera hasta que le dio un golpe en la cabeza. Nuevamente perdió para pasar a la siguiente fase y estar entre los clasificados para ganar una medalla de oro. Ese día había un gran vacío en Cris, lo inundaba la tristeza por no ganar la tan anhelada medalla de oro. Esa noche algo más pasó. Cris, empezó con fuertes dolores de cabeza que no lo dejaban dormir. Apenas era su segundo día en la isla, cuando lo tuvieron que llevar de emergencia a un hospital cercano debido a las constantes quejas. Llamaron a su padre, dándole una noticia lamentable. Cris presentaba un tumor cerebral, el cual se venía desarrollando por años. Y la gota que derramó el vaso fue ese golpe en la competencia que activo la alarma para que sus padres supieran que algo andaba mal con la salud de su hijo más soñador. Los doctores tenían que actuar rápido, pero les impedía no tener una autorización del papá de Cris. Félix al conocer la noticia, reunió el dinero necesario para poder viajar y cubrir todos los gastos necesarios. Llegó al país, firmó y así lograron operar a Cris lo más rápido posible. Luego que la operación fuera un éxito, los dias siguientes no eran nada alentadores. Cris presentaba altas y bajas en su habitación, esas noches donde lo único que traía un poco de paz era doblar rodillas y dejar todo en manos del creador. Uno de los doctores del hospital acompañó al padre de Cris durante esas semanas duras, le daba de comer y un poco de dinero para que pudiera llamar a Guatemala. Se conoce que las llamadas de Cuba para nuestro país son costosas, pero Félix necesitaba pedir dinero para cubrir más gastos y comprar los boletos de avión. La semanas pasaron y los compañeros de Cris ya no estaban en el país. El no dejaba de repetirse que le había fallado a su padre, entrenador, compañeros y a el mismo. Que era una situación que no esperaba, que nunca llegó a creer que esos golpes en sus mejores momentos de competencia, le harían esto. Un tumor que cambió su vida, un tumor que se formó de manera silenciosa, un golpe que como cualquier ser humano normalizó. Dicen que al final del túnel siempre encontraremos luz, y así fue para Cris como para su padre. La evolución era cada vez más notable y llegó el momento de darle de alta para poder regresar a casa. Cris, siguió con sus ejercicios pero de una manera más leve en casa. Ya no iba a la federación debido a que tenía una válvula en su cerebro. Sus sueños habían cambiado, el había cambiado. Pasaron los años y Cris empezó a tener convulsiones. Tuvieron que llevarlo al hospital en el año 2017 y les dieron la noticia que había que cambiar la válvula. Era necesario hacer un cambio porque de no hacerlo, el moriría. El dinero era uno de los factores más difíciles para reunir, debido a que los costos que se tenían que cubrir eran demasiado elevados. Un cambio de válvula, oscilaba entre los 90,000.00 y 120,000.00 quetzales, aunado a los días internado en el hospital. Félix tuvo que empeñar su casa para poder cubrir esas necesidades, su panadería tuvo que cerrar porque los gastos de alquiler, la harina, la leña, todo lo que el necesitaba para sacar adelante su negocio ya no le alcanzaba. El padre de Cris estaba haciendo todo lo posible por mantenerlo vivo, aunque se quedará debiendo hasta lo que no tenía. Reunió el dinero para el cambio de la válvula, que ahora estaría conectada directamente al corazón. Una noche difícil porque en esos momentos de angustia se espera cualquier panorama. Y una situación que puso nerviosos una vez más a la familia. Salieron de operación los doctores, fueron horas para realizar ese cambio, pero todo había salido bien.
Una prueba más superada, un camino que seguir a pesar de los diferentes escenarios llenos de miedo, incertidumbre, nervios, etc. Ese niño con miles de sueños, que un día quiso ser luchador, dejó sus anhelos guardados en su mente y en su corazón. La vida le había cambiado, ya no era el mismo Cris que se movía de un lado a lado en el ring, ya no habían más competencias, más países por conocer, ya no había un entreno más en la federación. Para no perder la costumbre, Cris hacía ejercicio todas las mañanas en su casa. Dejó de estudiar porque su retentiva ya no era la misma. Ya no caminaba igual, debido a un nervio que salió afectado por la válvula anterior, ya no hablaba con nadie, ya no salía, al punto que se sentía muy solo. En el año 2020, Félix fallece a causa del covid-19. Su mejor amigo, la persona que había dado todo por el, había partido al cielo. Sentía que el mundo le estaba cobrando algo, que había una deuda que pagar, pero Cris estaba devastado, preguntándose una vez más, qué había hecho mal. A pesar de que su mamá estaba con él, no era lo mismo. Ella no lo quería como parecía, debido a las situaciones constantes por las que Cris pasó. Al fallecer, Félix le dejó la casa a Cris. Pero a los meses, su progenitora lo hizo firmar un documento dónde el le cedía la casa a ella. Cris cayó en depresión, pero su única fuente de energía era el ejercicio. Cada mañana se levantaba para hacer sus sesiones y sentir más de cerca a su padre. Quién fue el que le enseñó el amor por el ejercicio. Hoy en día, Cris es un hombre de 30 años, que vive su día a día como si fuera el último. Dios le dio una segunda oportunidad a pesar de los obstáculos que tuvo que enfrentar a su gran guerrero, Félix.


コメント